domingo, 5 de diciembre de 2010

Fragmentos nunca colgados.

Entradas que dejé de escribir, y abandoné... pero que el blogger guardó como borrador mientras las escribía.

A falta de inspiración, habrá que conformarse con rascar el fondo costroso del barril:

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"Flashback"

Siguiendo un link, desde la página web de un dibujante de cómics que siempre le había gustado, había encontrado la de otro comiquero con un estilo que le pareció muy atractivo. Koreano, sus dibujos tenían poco que ver con los que se relacionan con oriente, de ojos brillantes y pelos puntiagudos,

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"Yum"

Cuando abrió la puerta del bar, el apagado murmullo nocturno del barrio desapareció bajo una capa de jazz clásico. Ya había estado una vez en ese local, una especie de taberna de Moe con humos de intelectualidad pop clásico. Fotos y fotos de músicos de Jazz, pósters de películas pulp que ni el propio director, cuando aún vivía, recordaba haber hecho, pósters de películas pulp modernas, de la mano de Tarantino, fotografías evidentemente artísticas, porque estaban hechas en blanco y negro...
Había mirado el reloj de pulsera antes de abrir, y le había indicado que llegaba tarde. Por ello le sorprendió que, de los 22 invitados a la cena, sólo hubiese cuatro de sus amigas sentadas en una mesa desértica. El vacío se notaba todavía más por el hecho de que el bar era claramente pequeño para la cantidad de mesas que tenían instaladas y, además, porque el ambiente estaba dominado por el humo reptante y rollizo de docenas de cigarrillos encendidos.
Abriéndose paso con dificultad, se acercó a sus amigas. Alzando la mano, sonrió para saludarlas.
Una a una, les dio un par de besos en las mejillas, como manda la convención. Se sentó. Al borde del grupito de mujeres.
A su derecha, Ana. Una chica de altura equivalente a la longitud de su nombre, con una densa melena negra y gafas de pasta a juego. A la derecha de esta, Laura, a la que nadie en su sano juicio llamaría gorda, aunque tendría que estar borracho, además de loco, para considerarla delgada. Delante de ella, intentando controlar la avalancha de rizos dorados que se le desparramaba por todas partes, Sara. Y al lado de Sara, delante de Ana, Ester. Muy maquillada, de cuerpo quebradizo excepto donde otras se habrían puesto silicona, sonreía ante el mensaje que había recibido en el móvil.

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"Perdida"

Sonrió ante la canción que acababa de empezar gracias a la reproducción aleatoria del Spotify. "I feel burly", de los Bag Pipes. En realidad le hacía gracia por el videoclip, en el que un ser enorme y grasiento devoraba uno a uno a distintos cantantes, parodia de famosos reales, que le plantaban cara seguros de que su excelente físico les permitiría vencer al ser. Acababan masticados, entre sus fauces, hasta que el ser, cada vez más grande, acababa siendo el alma de la mayor discoteca del mundo, amado por todos los clubbers y ligando como un loco. Así, contado, quizás no parece gran cosa, pero en realidad era muy gracioso.

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[Sin título]

Lamiendo el borde inerte de la botella de Nestea (sin azucar) con los ojos cerrados, tuvo la impresión de que algo variaba el peso del recipiente. Abrió los ojos. Dentro del tubo de plástico, una mujer salvaje, pequeña y pálida, que se movía nerviosa balanceando los harapos blancos y polvorientos que la cubrían.
Asustado, Marcos soltó la botella, que rebotó en el escritorio y rodó por el suelo. La mujer salvaje presionó con fuerza brazos y piernas contra el plástico, para hacerse el menor daño posible, y cuando su carcel plástica se paró, se debatió intentando pasar por el cuello de ésta. Aunque era mucho más ancho que el de las botellas normales y corrientes, era pequeño para ella: como un barco en una botella, parecía demasiado grande para haber existido antes fuera del recipiente pero, en cambio, debía de haber entrado en él de algún modo.
Marcos la observó un rato, muerto de miedo. Después se acercó, como un artificiero aproximándose a un explosivo, y la alzó con cuidado. La mujer salvaje golpeaba las paredes transparentes que la retenían pero, Marcos percibió, sus golpes parecían no tener ninguna clase de efecto: ni afectaban al plástico ni hacían ningún sonido. Aunque la furibunda figura vociferaba también con fuerza, era incapaz de oir que hiciese el más mínimo ruido.

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Ahí las teneis. Ni siquiera recuerdo a donde iban la mayoría de estos textos.

Ahora que lo pienso, este post no es tan distinto de mis narraciones de sueños, no?

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