miércoles, 2 de junio de 2010

Pratchett se despide


Estoy leyendo "Nation", de Terry Pratchett. Su primer libro que no se ambienta en el mundodisco que no he abandonado.
Es uno de mis autores favoritos, y sus libros han marcado mi forma de entender el mundo, a los humanos, a la sociedad y la religión. Libros humorísticos, con grandes dosis de parodia, pastiche, metatextualidad en general... Falso cínico, ateo combativo, ser tímido e inadaptado, este hombre genial sufre de alzheimer prematuro. Y se nota.
En "Nation" hay una cornucopia de elementos Pratchettianos típicos: La parodia a la cultura anglo/occidental, las referencias a textos diversos, la reflexión sobre la cultura, el lenguaje y el mestizaje cultural, los jóvenes, los ritos y la verdad que se esconde detrás de sus vestidos, las brujas, la lucha interior, el amor, los dioses y la muerte. Es un texto típicamente Pratchettiano...
...pero no lo es. Pratchett sufre. Pratchett sublima su sufrimiento, que exacerba las preocupaciones que le han persegido toda su carrera. Los dioses y la reflexión religiosa (Pratchett fagocitó la frase del C.S.Lewis pre-católico, que decía que era "un ateo enfadado con Dios por no existir) ya no son un agradable pasatiempo intelectual. La muerte ya no es un simpático, aunque siniestro, señor Spock, que observa a la humanidad con curiosidad. El mundo de Nation ha dejado de ser amable. Los dioses no existen (aunque sí, claro, por mucho que se esfuerce en negarlo Pratchett es un creyente que no sale del armario) y el mundo, arbitrario y cruel, está a merced de la muerte. Una muerte diametralmente opuesta a la del mundodisco. La del mundodisco sabe que el universo es injusto, pero defiende las creencias humanas porque, igual que creemos en el "Hogfather" (el papá noel del mundodisco), creemos en otras cosas igual de falsas (y necesarias para se humanos) como la justicia o la piedad.
La de nation es un ser cruel que se regocija en la muerte, que desprecia cualquier clase de valor en la vida, al fin y al cabo vacía y absurdamente injusta.
Pratchett sufre, y en su estado de alzheimer prematuro, escribe una novela en la que un enorme tsunami ha barrido a toda una civilización primitiva del mapa, a excepción de un joven que estaba en otra parte, en pleno rito del paso a la adultez. Un joven sin identidad, una ola que entierra en el olvido toda una cultura.
La memoria es un tema tan importante en "Nation" como la muerte y los dioses.
"Nation" son las tribulaciones que mantienen despierto a un hombre al que su identidad se le escurre entre los dedos, recuerdo a recuerdo, que ve próxima la muerte y no cree en ningún dios que pueda ayudarlo, aunque siempre ha deseado que existiera. ¿Cómo acaba el libro? Aún no lo sé, estoy en ello. Pero más importante incluso que todos estos miedos es el hecho de que Pratchett llega a darnos una respuesta magistral, a la que ya llega su antítesis Philip K. Dick en "La invasión divina" (si Pratchett pierde recuerdos, a K. Dick se le multiplican. Si Pratchet pierde su identidad, K. Dick tiene varias. Si Pratchett es ateo, K. Dick habla con Dios), que es hasta cierto punto a dónde quiere llegar Philip Pullman con su triología de la materia oscura, aunque el pobre hombre se pierde a medio camino para pontificar como un sacerdote antirreligioso:
Ante la muerte, ante la fuerza negativa de la realidad, ante Belial, la respuesta es "Does not happen". No rendirse ante lo malo que hay en el mundo, esforzarse por hacerlo mejor, por los demás, y por lo bello. O, si me dejais meter cucharada y llevarlo a mis propias creencias religiosas, no dejarse ahogar por el Pantocrator y brindar en las bodas de Canaan.
No sabemos cómo le va a ir a Pratchett, pero si este libro con sabor a despedida es realmente un adios literario, se trata de una marcha por todo lo alto, donde todo el universo Pratchettiano toma una forma, una presencia y una fuerza muy alejada de la de los estupendos libros del mundodisco. Es el mejor Pratchett. Y, aunque el futuro sea incierto, esperemos que solo lo sea "por ahora".

2 comentarios:

  1. Hola, me ha gustado mucho esa forma tan peculiar de afrontar la oscuridad latente en Nation. Aunque no sea su último libro como tal, estoy de acuerdo en que parece estar despidiéndose, al menos, de la magia y la diversión gratuita que marca su obra.

    Me gustaría que ampliaras lo de que es un creyente que no ha salido del armario. ¡Yo creo todo lo contrario!

    Y si te gusta la obra de Pratchett, pásate por mi blog, http://torredelarte.blogspot.com y por http://twitter.com/torredelarte

    Saludos.

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  2. Hola, Luis! La verdad es que el "creyente que no ha salido del armario" es el Pratchett que escribió "Dioses Menores", una obra claramente pro-religión y anti toda la parafernalia que la rodea, pero que en cambio comenta con entre desprecio y superioridad en entrevistas lo tontos que son los creyentes que le han mandado cartas alabando esa obra como "guía del buen cristiano" o cosas semejantes. Nadie puede escribir una novela como esa sin creer, aunque sea incoscientemente, en alguna divinidad, y en criticar la instrumentalización del ritual o de elementos accesorios o sin relación real con la divinidad para ejercer cierto poder por parte de instituciones religiosas...

    El final de Nation (¡Ahora sí la he terminado!) parece que apunta hacia un lado distinto, aunque no tanto. A la aceptación reposada de la belleza del mundo como una señal de la fuerza positiva, generadora y de bondad que hay en el universo, asimilable (si se quiere) a dios.

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